Yo soy de esas personas que ante las grandes expectativas luego se decepciona y, aunque suene muy dramático, no os asustéis. Sólo me pasa con las películas.
El domingo fui, por fin, a ver Gran Torino. El film protagonizado y dirigido por Clint Eastwood ha sido aclamado por todo mi entorno. Y si no iba a verla dejaría de existir para el resto de la humanidad. Lo cierto es que me apetecía, no iba obligada ni coaccionada y así de bien se resolvió el misterio. Siempre hay excepciones y Gran Torino fue la encargada de romper el mal augurio de: “Decepción ante las buenas críticas.”
Gran Torino me hizo llorar y me dejó con la boca abierta. Sarcasmo e ironía son los protagonistas que acompañan a Eastwood. Pero no están solos. La aparición del humor, el drama y la realidad son el contexto idóneo para una trama que se resuelve dejando al espectador con el corazón en un puño. Muy recomendable.
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